Con el objetivo de prevenir la violencia contra mujeres y niñas, el Gobierno de Monterrey ha puesto en marcha el programa municipal “Sendero Seguro”. Esta iniciativa, enmarcada en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, busca transformar la ciudad en un espacio más seguro e incluyente, promoviendo la recuperación de espacios públicos y la implementación de medidas de seguridad con perspectiva de género.
La estrategia comenzó en puntos clave del centro de la ciudad, incluyendo la intersección de las calles Dr. Coss y Abasolo, con un enfoque en las zonas de mayor riesgo. Autoridades municipales trabajan en colaboración para garantizar la sostenibilidad del programa y fortalecer la percepción de seguridad en las áreas urbanas más vulnerables.
Acciones clave para espacios más seguros
Entre las principales acciones implementadas por “Sendero Seguro” se encuentra la instalación de luminarias estratégicas para mejorar la visibilidad nocturna en zonas de riesgo. Hasta el momento, se han colocado al menos 30 nuevas luminarias en el Centro de Monterrey, un área histórica y transitada que anteriormente enfrentaba problemas de iluminación.
Además de las luminarias, el programa contempla la recuperación integral de espacios públicos. Esto incluye la reparación de drenajes pluviales, rehabilitación de cordones, mantenimiento de registros y la restauración de jardineras. Estas medidas no solo mejoran la infraestructura urbana, sino que también generan un entorno más acogedor y seguro para las mujeres y la comunidad en general.
La estrategia también incorpora la instalación de botones de alerta en puntos estratégicos como Barrio Antiguo, donde actualmente ya operan dos dispositivos. Estos botones están conectados directamente al C4, el centro de monitoreo y control de la ciudad. Una vez activados, permiten una comunicación inmediata con las autoridades y el envío de una unidad policial cercana para atender emergencias de forma rápida y eficiente.
Seguridad con perspectiva de género
El programa “Sendero Seguro” se distingue por incorporar una perspectiva de género en sus acciones. Esto significa que las medidas de seguridad no solo buscan reducir la violencia en general, sino que están específicamente diseñadas para atender las necesidades y preocupaciones de las mujeres.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia guía el diseño y ejecución del programa, garantizando su alineación con estándares nacionales e internacionales en materia de derechos de las mujeres. Con esta iniciativa, Monterrey aspira a consolidarse como una ciudad comprometida con la igualdad de género, brindando atención prioritaria a las áreas con mayor incidencia de violencia o percepción de inseguridad.
La secretaria de Servicios Públicos, Mayela Quiroga, enfatizó que el programa no solo busca prevenir actos violentos, sino también fomentar una mayor confianza en los espacios urbanos. Por su parte, la Policía de Monterrey ha reforzado sus operativos en estas zonas, con patrullajes constantes realizados por ciclistas y vehículos todoterreno que pasan cada hora para vigilar las áreas intervenidas.
Un modelo para transformar la ciudad
“Sendero Seguro” representa un paso importante hacia la transformación de Monterrey en una ciudad más segura e incluyente. Su enfoque integral combina elementos de infraestructura, tecnología y estrategias comunitarias para lograr un impacto duradero. A través de la iluminación, la rehabilitación de espacios públicos y la instalación de tecnología de alerta, la iniciativa no solo reduce la violencia, sino que también mejora la calidad de vida de sus habitantes.
El programa ya ha mostrado resultados tangibles en su fase inicial, y se espera que continúe expandiéndose a otras zonas de la ciudad con necesidades similares. Las autoridades destacan la importancia de la participación ciudadana en el éxito del programa, invitando a los habitantes a colaborar en la identificación de áreas de riesgo y a utilizar los mecanismos de seguridad disponibles.
Con el tiempo, “Sendero Seguro” podría convertirse en un modelo replicable para otras ciudades en México, demostrando que la combinación de infraestructura moderna y estrategias con enfoque de género puede ser clave para combatir la violencia y construir comunidades más seguras.