Desde el pasado 12 de octubre, cientos de fieles han salido a las calles para participar en las tradicionales peregrinaciones rumbo a la Basílica de Guadalupe. Hasta la fecha se contabilizan más de 270 contingentes, cifra que continuará creciendo conforme se acerque el 12 de diciembre, cuando se celebran las fiestas guadalupanas en honor a la Virgen. Esta tradición reúne cada año a miles de devotos regios, quienes caminan por fe, agradecimiento o promesa cumplida.
Una Tradición Que Une A Monterrey
Las peregrinaciones hacia la Basílica de Guadalupe representan una de las expresiones más antiguas y arraigadas en Monterrey. Desde mediados de octubre, los devotos regios comienzan a organizarse en grupos, familias o comunidades para rendir homenaje a la Virgen.
Cada contingente avanza por calles principales entonando cantos y portando estandartes que reflejan la devoción popular. En algunos puntos, vecinos salen de sus hogares para ofrecer agua o alimentos a los caminantes, fortaleciendo el sentido comunitario que caracteriza a estas fiestas guadalupanas.
Año con año, la Basílica de Guadalupe se convierte en el punto de encuentro más importante. Los devotos regios arriban desde todos los rincones de la ciudad para encender velas y elevar plegarias. Más allá del acto religioso, las peregrinaciones simbolizan unión, esperanza y gratitud colectiva entre los habitantes de Monterrey.

Aumenta El Número De Contingentes Registrados
De acuerdo con los reportes municipales, hasta el momento se tienen registradas 273 peregrinaciones, de las cuales 91 ya se realizaron. Sin embargo, se prevé que la cifra aumente conforme se acerque el 12 de diciembre, cuando miles de devotos regios participen en las fiestas guadalupanas rumbo a la Basílica de Guadalupe.
El incremento no sorprende a las autoridades, ya que muchas parroquias organizan sus recorridos sin registrarlos oficialmente. Esta práctica refleja el fuerte arraigo cultural de las peregrinaciones, que año tras año llenan de color las calles de Monterrey.
En cada caminata se observa una mezcla de fe y tradición. Los devotos regios portan imágenes, flores y ofrendas que entregan al llegar a la Basílica de Guadalupe. En tanto, las fiestas guadalupanas continúan extendiéndose con música, danzas y ferias que atraen tanto a creyentes como a visitantes.
Autoridades Piden Precaución A Automovilistas
El aumento de peregrinaciones implica también un desafío para la movilidad urbana. Las autoridades municipales implementan operativos para resguardar a los fieles y evitar accidentes en los puntos de mayor afluencia.
Se ha solicitado a los conductores circular con precaución y respetar los cierres temporales durante el paso de los contingentes. Aunque estas medidas pueden generar demoras, su propósito es proteger la integridad de los devotos regios que participan en las fiestas guadalupanas.
Durante los recorridos, personal de seguridad acompaña a los grupos para mantener el orden y ofrecer apoyo médico si es necesario. Los preparativos en torno a la Basílica de Guadalupe incluyen monitoreo constante de la afluencia y coordinación entre distintas áreas municipales para garantizar que las peregrinaciones transcurran con normalidad.
Peregrinaciones, Símbolo De Fe Y Tradición Regiomontana
Las peregrinaciones en Monterrey son mucho más que una expresión religiosa: representan el espíritu solidario y la identidad cultural de los devotos regios. Desde hace décadas, esta tradición ha unido a generaciones enteras que participan en las fiestas guadalupanas con entusiasmo y respeto.
Cada año, la Basílica de Guadalupe se llena de flores, velas y cantos que simbolizan el agradecimiento y la esperanza de una ciudad que mantiene viva su fe. Las peregrinaciones reflejan la fortaleza de una comunidad que, a pesar del tiempo y las circunstancias, conserva intacta su devoción.
Para los devotos regios, estas caminatas son una forma de renovar la fe y fortalecer los lazos entre vecinos, amigos y familias. Las fiestas guadalupanas continúan siendo el evento religioso y cultural más importante de Monterrey, reafirmando la profunda conexión de la ciudad con su historia y su espiritualidad.
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