Algunas empresas han decidido irse a otros destinos como a Torreón y Monclova en Coahuila, y a los estados de San Luis Potosí y Durango.
Algunas empresas extranjeras “ya le están pensando” en invertir en Nuevo León e incluso se están yendo a otras ciudades o entidades vecinas.
A los inversionistas les preocupa la falta de infraestructura la entidad en agua y energía, alertaron expertos.
Y es que, tanto, el agua, como energía, los proyectos carreteros vigentes o en puerta son tomados cuenta por las compañías que buscan crecer en el estado.
Por ello están migrando a otros destinos del país, reconoció Sergio Reséndez, director de Colliers Monterrey.
“Ya se están yendo muchas, Saltillo ya también se está empezando a saturar, que también enfrenta rotación o falta de mano de obra, y el tema de energía eléctrica, la zona de Ramos Arizpe también crítica, ya están brincándose hasta Torreón, a San Luis Potosí, Durango, Monclova, es decir, le están sacando a la frontera, nadie quiere irse a la frontera.
Se están yendo, principalmente a Coahuila, querían estar en Nuevo León pero sino hay de otra se van a Saltillo y hasta Torreón”, afirmó.
Admitió que hay quienes lo están pensando dos veces antes de decidirse por Nuevo León.
“Hoy vemos que muchas inversiones dicen de plano, a ver déjame ver o analizar otras opciones para ver dónde voy a establecer esta inversión que estoy pensando.
Ya traíamos el tema de energía eléctrica y ahora se empiezan a sumar otros factores, el tema del agua, y algunos de manera crítica, recalcó.
Es un problema bastante complejo, que bueno que hay este tema de crecimiento, de nearshoring y atraer tantas empresas, pero ya empezamos a ver la carencia de la ciudad ante el alto crecimiento de manera abrupta o de manera rápida. Al haber mayor cantidad de población, los servicios públicos también empiezan a verse rebasados”, explicó.
Este mensaje ya comienza a hacer eco entre los inversionistas que voltean a ver a Nuevo León, reiteró.
“Principalmente agua y drenaje y de energía eléctrica; la parte más crítica que nos preocupa a quienes participamos en este desarrollo económico es que se empieza a correr la voz de que Monterrey está colapsado, de que Monterrey empieza a tener problemas de energía, que empieza a tener problemas de agua, y eso después nos cuesta más caro, más tiempo y más esfuerzo para convencerlos de que vengan a invertir a Monterrey.
Sino vamos resolviendo esos temas después se nos puede revertir y podemos ser víctimas de nuestro propio éxito, el que no se revuelvan estos temas”, enfatizó.
Entre algunos números mencionó que antes se anunciaban por año alrededor de 30 proyectos de inversión para el estado, desde el año pasado se duplicó a 60, y se espera que este año sumen más de 100 anuncios.
“Así como el gobernador está inaugurando una empresa cada semana, nosotros recibimos de 2 a 3 empresas por semana que preguntan información de Monterrey, sobre la disponibilidad de parques industriales, y otros temas”, refirió.
Joana Chapa, directora de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León, consideró que debido a temas como el crecimiento demográfico y la llegada de inversión extranjera directa, generada por el fenómeno nearshoring, la presión hídrica en Nuevo León se ha incrementado.
Ello señala la necesidad de invertir en infraestructura hídrica.
“Sin ella, se ve comprometida la productividad y la competitividad de Nuevo León, dado que el agua es un insumo necesario en la producción de bienes y servicios”, subrayó.
A su vez, Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, dijo que aunque se ha elevado en el último año, la inversión en infraestructura de agua, riesgo y saneamiento en Nuevo León, esto no es suficiente para las necesidades que se tienen.
“Aunque se ha incrementado la inversión en infraestructura en este subsector, desafortunadamente es la mitad de lo que se invertía hace 10 años, entonces, no es suficiente todavía, tan es así que existe el riesgo de que nos quedemos sin agua”, apuntó.
El problema no solo es ahorita en el corto plazo, sino también en el largo plazo, añadió.
Mientras que en años como el 2012, el valor de producción en agua, riego y saneamiento en Nuevo León por parte de las constructoras representó $1,743 millones de pesos, para el 2021 se ubicó muy por debajo al totalizar en $873,039, según datos del Inegi.
Otro de los descalabros más notorios en la última década fue en 2013 cuando apenas y representó $222.8 millones de pesos.
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